Amor Dentro
Si posas tus manos sobre tu torso, puedes sentir la textura de su complexión
Si estás en un cuarto vacío lo escuchas, y en la ausencia de aroma lo hueles.
Lo degustas cuando comes, cuando te levantas y te lavas los dientes.
Sin más razón lo piensas cuando tu mente está en blanco.
Tan ideal como tú mismo.
El amor de tu vida en ti.
Más no basta con acariciarte, mirarte, olerte, escucharte y saborearte
-para así acariciarlo, mirarlo, olerlo, escucharlo y saborearlo-.
Él no te toca, ni te huele, ni te escucha.
Tan egoísta como tú mismo.
Por más que miras, acaricias y escuchas no llegas hasta su alma.
Sólo sentidos a medias.
Ni siquiera el cuerpo.
Tan inalcanzable... como tú mismo.
Ada Gabriela Cabrales García.
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