CRIMEN IMPERFECTO

No supo en que momento paso de ser víctima a victimaria, la línea era demasiado frágil, muy simple de romper o simplemente pasar al otro lado, es que en soledad y gobernado por la ira y el dolor, los fantasmas de la venganza son enormes y soplan al odio ideas malsanas, ideas que no se meditan, que ejecutas sin peguntar.

Ahora el agresor había cambiado de forma, fue primero una bestia, de enormes proporciones que dejando la sin libertad de movimientos había descargado en ella sus más asquerosos instintos, primero el abuso, la tortura, el dolor, la invasión a lo propio, la utilización, la había marcado como a una bestia, por que él era la bestia, dejó en ella marcas imborrables, con el fuego de la indolencia y la autosatisfacción. Su nueva forma no se dejaba ver, era una posesión imperceptible, que se alimentaba de ella, cuando ella se dio cuenta, ya era algo tarde, las marcas la habían hecho insensible, el tiempo necesario para que la nueva bestia ocupara el lugar que tenia ahora, justo dentro de ella.

Destrozó a su paso ensoñaciones y creencias, bloqueo la bondad que manaba por los ojos, hizo de ella un ente sin pensamiento ni lógica.

Estaba al borde del colapso, la posesión no terminaría con un exorcismo, este era mucho peor, trató de ahogarlo, mas su poder era tal que oxígeno no necesitaba, se nutría de ella, no podía dejar de alimentarlo, se hacía con eso más fuerte, entonces trató de envenenarlo... nada de lo que hiciera, la liberaba, en su redonda cápsula, crecía a diario, era una coraza difícil de traspasar y a cada intento de eliminarlo, ella eliminaba parte de su alma.

Lejos de estar en sus manos, contrató a un especialista, el precio era alto, pero el costo era lo justo. De impecable blanco con armas nuevas y limpias se preparó para el crimen, primero la tortura, le dejó sin agua y sin aire, con implementos nuevos, invadiéndola, logró romper la coraza, era blanda, pero poderosa, vació el liquido que la contenía esperando que saliera en pequeños esfuerzos, más la lucha era espectacular, se resistía a su muerte, la llenaba de convulsiones, la hacía sudar, bajo los efectos de los tranquilizantes podía ver los hechos por lo que había pagado...

El especialista supo esperar, tarde o temprano el agotamiento, la falta de oxigeno lo haría fallecer, eso no sucedió, el tiempo apremiaba y entonces, con energías menguadas, empezó a sufrir una tortura peor, fue desmembrado, el asesino de albas vestiduras disfrutaba el acto, llenaba de sangre sus armas y sus manos sin ninguna compasión, tan certero cómo una máquina, con la actitud de quien ha hecho esta labor por años, con un sonido sordo le quito sus extremidades, luego la cabeza y al final, logró sacar de ella el resto del cuerpo, lo metió dentro de la mortaja que ya tenia preparada y lo tiró a la basura, sin ceremonia, el crimen perfecto, sin testigos, quedaría oculto para siempre a los ojos del mundo. Un trabajo limpio, ni una mancha de sangre en su blanco delantal y una sonrisa perfecta de satisfacción por la labor cumplida.

Fue entonces que recobró la cordura, al pasar el efecto de los sedantes, liberada del peso de quien la poseyera, vio que la víctima era inocente, no era una bestia, la bestia era sólo parte de su imaginación corrompida por el sufrimiento, ahora no sólo era cómplice, también una asesina, no solo había intentado eliminar al inocente, también había pagado por lograrlo.

Se entregó a la peor de las cárceles, su conciencia y en esta prisión la tortura es severa, por las noches, en sueños, escucha el llanto del inocente y ve paso a paso la carnicería.

A su victimario lo dejó en libertad, paga condena por ambos, la justicia injusta, no pudo liberarla de sus cargos, ellos, la bestia y el especialista, gozan del sueño sin culpa. La culpa de sangre, no la libera a ella.



0 comentarios: