Un hombre susurró: Dios, habla conmigo.
Y un ruiseñor comenzó a cantar... Pero el hombre no oyó. ¡Entonces el hombre repitió: Dios, habla conmigo! Y el eco de un trueno, se oyó... Mas el hombre fue incapaz de oír. El hombre miró en derredor y dijo: ¡Dios, déjame verte! Y una estrella brilló en el cielo... Pero el hombre no la vio.
El hombre comenzó a gritar: ¡Dios, muéstrame un milagro! Y un niño nació... Mas el hombre no sintió el latir de la vida. Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse: ¡Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo...! Y una mariposa se posó suavemente en su hombro...
El hombre espantó la mariposa con la mano y, desilusionado, continuó su camino, triste, sólo y con miedo.
Canto indigena, de los Indios Cherokees
4 comentarios:
No hay más ciego que el que no quiere ver.
Precioso escrito, besotes.
si que es verdad!!!
Un beso cielo
todo nuestro alrededor esta impregnado de Dios hasta nuestros propios pasos no son nuestros el lo sabe antes de que nosotros los ejecutemos. buena entrada Tashano beso despeinada
Que hermoso...realmente me ha dejado pensando.
Saluditooos ^w^
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